Balances y perspectivas sobre la XIV Bienal de Cuenca: Sugerencias para la XV Bienal.


Geografías de la moralidad (2018) Juliana Vidal. XIV Bienal de Cuenca, Ecuador.

El arte, como una de las principales manifestaciones humanas, radica como fiel reflejo de una sociedad en una determinada era. Al igual que otros campos de conocimiento, las obras artísticas no dejan de ser un punto de estudio clave, empleando como estrategia diversos conceptos que intentan comprender de forma acertada la idea propuesta por quienes la generan. Al considerar su lugar de residencia, cultura, época, estilo de vida, intereses, entre otros, la obra puede ser interpretada desde una perspectiva muy cercana a la del autor, captando así su significado relativamente puro aunque, al aplicar conceptos semióticos e incluso hermenéuticos, se tendrá la ventaja de presenciar aquella diversidad de hilos que tejen al artista y sus experiencias, enriqueciendo la obra con interpretaciones valiosas, considerando aspectos tan sutiles que pasarían desapercibidos por un ojo común, mas no por uno con un sentido crítico desarrollado. 
Esta necesidad de apreciar correctamente diversas ideas y expresiones materializadas en piezas artísticas, se ve notoriamente suscitada por grupos intelectuales que han comprendido la necesidad de darles un espacio dentro de la sociedad. 
En este caso, para una mejor comprensión de lo anteriormente formulado, resulta pertinente referenciar a la reconocida Bienal de Cuenca, y qué mejor forma de analizar este impactante aporte a la sociedad que con un nuevo evento que se encuentra actualmente en vigencia en la presente ciudad. Este año, la XIV Bienal de Cuenca, fue denominada Estructuras Vivientes: El arte como experiencia plural, la cual comprende el resultado de un desprendimiento secuencial de las dos Bienales anteriores presentadas.
Ahora bien, entrando en contexto con lo que actualmente se presenta en esta Bienal, es fundamental indagar y considerar aspectos clave en cuanto a su desarrollo y evolución, es decir, su historia. Para evitar explayarnos en la larga trayectoria que comprende la Bienal de Cuenca – iniciada en 1988 – emprenderemos nuestro análisis desde la XI, donde seremos testigos de tajantes cambios en cuanto a sus campos de expresión, temáticas y artistas participantes. 
      Pensar en la obra de arte como objeto que comunica, atrae y repele, fue la propuesta curatorial de la XI Bienal de Cuenca: Entre abierto, que se desarrolló en 2011, donde el significado y el significante asumen una condición provocadora. El objeto no es necesariamente lo material sino todas las acciones que rodean a ese objeto, por ejemplo: encuentros, desencuentros, violencia, cotidianidad, entre otros. En consecuencia, esta Bienal logró generar diversos contenidos emocionales como un dialogo donde lo visual y lo mental dejan un espacio entrelineas que denotan mensajes cifrados pero anticipados.


     Por otra parte, la XII Bienal: Ir para volver, sostuvo su propuesta curatorial en base de varios ejes, tales como sistema-mundo, apropiación, medida y reconsideración de la historia, donde generó un dialogo sobre la incorporación de la historia dentro de las manifestaciones del arte contemporáneo, un recordar al pasado.
      La XIII Bienal:Impermanencia, evidencia una especie de sucesión con la Bienal anterior, puesto que ambas consideran al tiempo como un dispositivo detonante de creación, por lo que sugirió con un concepto desarrollado en base a la persistencia de las obras a través del tiempo, prolongando así su existencia. Esta consistencia enriquece a la pieza artística al obtener una serie de distintas representaciones, no solo de un único espectador, sino también de la interpretación de todo un conjunto de generaciones que viven una experiencia estética distinta a través de los años. 
Ahora bien, es evidente que se ha producido una variación en la actual propuesta curatorial, desarrollando un concepto donde se propone que los modelos de exposiciones de tal relevancia deben estar cada vez más comprometidos con el entorno y las necesidades de los artistas – y espectadores, aunque se sugiere que cada uno tenga una educación artística previa – que participan, por lo que supone la producción de una reflexión sobre el concepto de participación activa del público dentro de la misma, puesto que al recibir una cantidad muy grande de opiniones negativas, provocó un interés en el público por indagar en nuevos sentidos críticos y de reflexión sobre estos modelos de creación para una Bienal, lo que sugiere un cambio en cómo se formulan los conceptos para este tipo de propuestas que, para la XIV Bienal de Cuenca, se estructuró con la premisa de partir desde una experiencia íntima del artista con la ciudad, dando cabida a un conjunto de obras únicas que debutan en la exposición, materializando el tema curatorial en una pieza conceptual, siendo el resultado de la interpretación de la propuesta, mas no una adaptación de obras previamente presentadas con un criterio totalmente distinto al texto curatorial.
En cuanto a los aspectos innovadores de la propuesta de este año, Estructuras Vivientes, prioriza notablemente la calidad del elemento “significado” o concepto de las obras, revelando un progresivo descuido en cuanto a su manufactura o significante (Saussure, 1998), basando casi la totalidad de su esencia en su concepto. Personalmente, para contrarrestar con esta situación y partiendo desde una figura sustancial dentro de la Bienal, como lo es un artista, considero que el performer cubano Carlos Martiel ha plasmado desde la perspectiva más limpia, sutil y sencilla la propuesta curatorial de la presente Bienal, puesto que, al adentrase e investigar sobre un conflicto social tan relevante como el racismo hacia la comunidad afrodescendiente ecuatoriana, transmite una sensación de empatía, interés, compromiso e incluso sorpresa dentro de la muestra y la comunidad que la rodea, siendo él mismo parte de la obra, dejando una huella literal de su presencia y de su cuerpo en la obra, convirtiendo un elemento de uso común en un objeto artístico, una estructura viviente (Martiel, 2018).

Caivinagua, X y Mosquera, G. (2018) Registro de la obra Gente de Color. [Figura 2]. Recuperado de: http://www.carlosmartiel.net/wp-content/uploads/2018/11/Gente-de-color.jpg

Como se mencionó anteriormente, cada artista retrató parte de sí en sus obras, pero lamentablemente algunas de ellas aparentemente quebrantan implacables con toda la propuesta curatorial de la muestra, un aspecto de la Bienal que fue duramente criticado tanto por expertos del tema como por inquietos espectadores aficionados del arte contemporáneo. 
Analizando la muestra desde su estructura artística formal, se reconoce que el arte objeto, está tomando una parte significativa en cuanto a medios de expresión artística en esta muestra. Del mismo modo, el performance y la instalación constituyen una parte fundamental, situación que abre riendas sueltas a un debate sobre el desarrollo, pero sobretodo, el cambio presente en manifestaciones artísticas junto a sus temáticas, medios, soportes y materiales, evidenciándose a través de las crónicas de las distintas Bienales presentadas, donde claramente la pintura – que fue el único género artístico permitido en las primeras siete Bienales (S/N, 2004)– ya no forma una parte relevante dentro de las Bienales desarrolladas en los últimos años, no solo en la de Cuenca, sino que también en diversas exhibiciones artísticas contemporáneas tanto elitistas como independientes a nivel mundial, comprendiendo que la inclusión de diversas manifestaciones son la esencia misma del arte.
En consecuencia, esta relación enfocada hacia los cambios presenciados en distintas muestras, denotan quizá una similitud en sus abismales variaciones si llegamos a compararlo con piezas expuestas en el pasado, evidenciando un factor importante del cual el arte no ha resistido la necesidad de experimentar en esta área tan característica de estas últimas décadas: la tecnología.
Conectando y facilitando la comunicación entre instituciones, la tecnología ha ido generando un pensamiento y tendencias más globalizadas, adaptando cada una de ellas a la cultura de un país que las acoge, expresando su interpretación y opinión mediante estas muestras contemporáneas. 
Considerando la importancia de este medio – sobretodo ahora que hablaremos del sistema de redes virtuales, Internet –, este ícono del siglo XXI siendo una característica innata de la época, comprende recibir un enfoque especial en el campo artístico, generando una propuesta más a fin con este medio, es por eso que se sugiere considerar la idea de crear un texto curatorial para la siguiente Bienal de Cuenca, denominado: Arte y tecnología; junto con un lenguaje amigable para espectadores de ojo común, pero que a su vez los invite a realizar previos estudios sobre arte para una mejor apreciación de la muestra y que además, sea lo suficientemente enriquecida en simpleza representativa, generando una sensación grata en el público más experimentado y a fin del tema. 
Sin embargo, es posible que la sociedad ecuatoriana no se encuentre preparada para presenciar una Bienal de este tipo,  puesto que radica sobre un enfoque expositivo complemente etéreo, cibernético y accesible para cualquier espectador, incluso en cualquier parte del mundo. Esta sugerencia pretende invitar a crear nuevas manifestaciones artísticas a través de la tecnología, redes sociales, páginas web, software, etc. concibiendo así una posible Bienal netamente virtual, donde su nombre no radica en exhibir una serie de obras expuestas en un museo y posteriormente presentar su registro por internet, más bien, generar un proceso casi opuesto, donde la obra en sí se establezca en lo virtual y su forma de registro podría llegar a ser lo tangible. Un claro ejemplo de la propuesta, es la obra del artista venezolano Yucef Merhi, Facial Poetry (2013) presentada en la XIII Bienal de Cuenca.


 Para ello, se necesitaría el apoyo de una exclusiva selección de creadores interesados en participar desde estos nuevos ejes; artistas tanto de Brasil, México, España, Rusia, Suiza, Italia y por supuesto Ecuador, serían los principales candidatos, aportando en cuanto a la diversidad de acontecimientos de cada país, dejando el tema principal entreabierto en cuanto a las temáticas sociales de cada entorno, mostrando desde un lenguaje digital y original (como también rompiendo esquemas de lenguajes artísticos virtuales, como por ejemplo la ilustración), la situación de cada uno de estos países (A nivel político, social, económico, etc.).
Es menester cuestionarnos: ¿Está la sociedad cuencana/ecuatoriana lista para innovar de forma radical su estructura en cuanto a una muestra artística tan importante, llevándola hacia un extremo intangible pero del mismo modo adaptado a la contemporaneidad?
     Este nuevo salto expositivo, voltearía todas las miradas hacia la Bienal de Cuenca. Son pocas las veces que se ha visto una bienal de esta índole en Latinoamérica, donde lo que importaría en la muestra, no es simplemente un tema enfocado en una creación artística curatorial, sino que funcionaría como una especie de informativo donde cada artista, desde su perspectiva, mostraría  una parte de su país.
 Es así como con esta propuesta se espera romper en la medida de lo posible, con los convencionalismos en los que el círculo del arte se encuentra inmiscuido, sin una aparente salida desde hace más de un siglo, innovando en gran parte de su estructura, donde los espectadores jugarían un papel tan importante como el del artista. En cuanto al impacto que se genere en ellos, se obtendría una muestra analítica sobre el arte y sus cuestiones en sí y como la sociedad podría resultar un factor que afecte de forma directa deteriorando, tal vez, las manifestaciones artísticas convencionales aportando a este ya tan conocido estancamiento o simplemente ¿es la misma sociedad la que aún no se encuentra lista para experimentar algo nuevo?, por lo que sí esta muestra desemboca en un fracaso, daríamos por hecho que aún no es tiempo para adentrarnos en un cambio tan rotundo como lo sería el arte y la tecnología juntas en creación más que en difusión. Solo queda experimentar.

Referencias


Martiel, C. (2018). Carlos Martiel Web. Recuperado el 2019, de http://www.carlosmartiel.net/gente-de-color/
Saussure, F. d. (1998).Curso de lingüística general.Madrid: Alanza.
S/N. (2004). Bienal de Cuenca. (B. d. Cuenca, Editor) Recuperado el 22 de Enero de 2019, de https://www.bienaldecuenca.org/menu/detalle/data/aWQ9MzU0
Bienal de Cuenca. Recuperado de: https://www.bienaldecuenca.org/menu
Barrena, S. Philosophica. Recuperado de: http://www.philosophica.info/voces/peirce/Peirce.html

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